Agotado te encuentras en este andar cotidiano
tantas distracciones, los ruidos del tránsito sin paso,
la estática de los radios que atropellan
la mente y emociones al vibrar sin voz ni vera...
En una montaña nevada, gélidos tus sentidos
no encuentran sentido o color para
su verdad pincelar, su estrella...
Confusión es el café de la mañana
vacío en venas de mediodía, aperitivo
pánico y desdén, aderezos de merienda
un turrón de languidez, al final del día de estrés...
Nebulosas las cascadas de sus voces
se convierten en juez, jurado,
laberinto en condena, al no poder analizar
lo que hay en tu preciada cabeza...
y, tu alma en convulsiones
insesantes, los motivos se han ido al olvido
la raíz de tu esencia desvanece
en tantas voces que ni siquiera
murmurar bien pueden...
No hay nada que temer, toma un respiro,
ve a ese lugar tan tuyo, tan seguro,
con tu palma envuelve alma y en un grito
libera y encierra el temor, es en tu sino...
La verdad esta en tí, es lo que anhelas
es ese gozo tan íntimo, sin celdas
es saber que eres tú y en tu vida
harás lo que Dios y los ángeles te inspiran...
No escuches los mensajes de “moda”,
no te ahogues en bogas en manía
que aburridos en los siglos de Victoria
han sido y serán... no entenderían...
Da un paso atrás, y hondo respira
a tu corazón escucha, no dirá mentiras...
Cree en ti, no dudes, a nadie dañas
si les duele, no te aflijas, es su espuela,
al volar en lo más hondo de tu entraña
pues, bello es tu corazón, atención presta...
¡tiempo es oro... no demores, ve y vuela!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Poncel