Estuve acompañado por la trinchera de mi soledad, en donde los fantasmas del pasado resaltan la memoria de historias que murieron sin darme cuenta, en donde una manada de recuerdos conversaban conmigo en cada cena, en donde no existía mas colores que de la nostalgia.
Tuve que reencontrarme conmigo mismo para saber que existo, y comprender que de alguna forma es bueno suicidarse de vez en cuando para volver a nacer y lograr entender por que se vive y para que se vive.
Ahora regreso cargado al nacimiento de todas mis pasiones, con un camión de ilusiones que despiertan de madrugada un sentimiento intacto como si a lo mejor nada hubiera pasado pero con la diferencia que trae llevar con uno mismo la experiencia de morir para vivir, con sueños y emociones y sin darle importancia a las opiniones, por que al final, de las opiniones no se sueña y no se renace por morir agradando a los demás.