Hazme feliz
con la gracia de tu sonrisa,
quiero contemplar
tu imagen de mona Lisa.
Déjame susurrarte
esta dulce canción
para juntar semillas de cariño
en tus laberintos de ilusión.
¡Te quiero, hermosa ave soñadora!
Porque me iluminas
como la fresca aurora.
Cúbreme de besos
en esta noche de plenilunio,
abrázame con fuerza
para que olvide mi infortunio.
Deseo empalagarme
con tus besos de miel.
Mátame, pero muy lento,
con la tersura de tu piel.
Eres tan explosivamente ardiente,
al ofuscar y enloquecer
con tus encantos a mi mente.
Con la delicia
de tus muslos de diosa,
entrégame tu cuerpo,
capullito de rosa,
déjame cubrirte
con toda mi pasión
aunque muera en el acto
de un paro al corazón.
Quiero consumirme
completo desde luego
en este delicado paréntesis de fuego…
Ahora la oscuridad
acompaña mi sueño,
el cielo se enternece
porque soy tu dueño…
Deja que me agite
en primorosa danza,
gocemos juntos
mientras el amanecer nos alcanza.
José Bernardo Romero Núñez
BERNA