Para que tú me escuches
mis palabras a veces
se hacen mudas,
así sobre la tierra he visto tu cuerpo en horas profundas.
En ti los ríos corren
y mi alma en ellos va
como tú lo desees y hacia donde quieras.
Es en ti la ilusión de cada día,
inclinado en las tardes
me arrojo en tus ojos oceánicos .
Eres tú el más bello atardecer de mi mundo,
bésame, mátame, incéndiame,
que yo vengo a la tierra
solo por tus ojos de infinita hembra.
Ebria sed de ti en las noches hambrientas;
ah mariposa mía, recíbeme como la vela al viento
mientras yo te recibo como la tierra al sol
porque tú eres todo lo que tengo
desde que perdí mi tristeza.
Jasidh Chávez/Autor/Derechos de autor