Tus besos son puntuales
cada noche.
Tus caricias deletreadas
en cada intimidad son efímeras.
Tus sueños son diferentes a los míos
y eso es genial.
Tu mirada envuelve mi ser
y mi cuerpo se sujeta al tuyo.
La fuerza de tus manos
se sonrojan al sujetar mi piel a la madrugada.
Sobrevivo a tu ausencia
cuando le sonrió al dolor.