Cántame.
Cada mañana
acércate a mi oído
y susúrrame que me amas.
Bésame,
cada tarde.
Que tu lengua juegue
y que la mía juegue con ella.
Acaríciame,
cada día.
Y que tus manos
transmitan más que las palabras.
Déjame sentir
el calor de tu piel desnuda.
En nuestra cama
envuélveme en tu amor.
No te alejes de mí,
átame con tus piernas a ti.
Y que tu cuerpo sea
la prisión de la cual nunca quiera salir.
Ámame,
cada día, todos los días.
Poco a poco, ámame
como nunca has amado a nadie.
Sonríeme.
Siéntete dichosa de tenerme
y de compartir una vida conmigo.
Yo sonreiré siempre contigo.