Todos, el poder de decisión tenemos...
Pensar y hacer requieren dos tipos de energía...
La última tiene más que ver con los lugares,
posibilidades y presencias físicas
o, quizás con las idiosincracias culturales
implícitas, religiosas o intelectuales
que sólo se manifiestan si las condiciones idóneas
se dan y encuentran en el marco existencial...
¿Quién decidió los códigos del existir?
¿Por qué sólo unos tienen el último decir?
¡Cuando no han sido elegidos por un Ser Supremo!
El Ser Supremo les diría que no tienen idea
del daño inmenso que causan con su osadía...
La ignorancia no ha dado frutos, si no funciona,
dejar de existir debería...
Si no te quitas el velo, aunque te encuentres en el desierto,
la insania continuará hasta el final de los tiempos...
que ya terminan, pues no hay lógica en el humano actuar...
Y te preguntas,
¿Cuándo podré el viento sentir en mi faz?
¿Cuándo mi canción sin miedo podré entonar?
¿Cuándo la arena y su desierto no me ahogarán?
¿Cuándo lo que de cabeza está, de pie se pondrá?
¿Cuándo al revés este mundo no estará?
¿Cuándo palabras verdaderas se usarán?
¿Cuándo las cadenas y ataduras se disolverán?
¿Cuándo, cansada de no ser, dejaré de estar?
¿Cuándo mis párvulos la luz de libertad verán?
¿Cuándo el terror el turrón cotidiano de ser, dejará?
¿Cuándo dejaré de sólo expirar sin aspirar?
¿Cuándo tendré la libertad y el derecho de callar
o de decir, de vestir o desnudar la piel o las palabras?
¿Si deseo en silencio, descansar o meditar
o elegir mi atuendo si salgo a caminar
y decidir si a las compras o al café voy, sin anuencia,
sin necesidad de tu ignorancia e ignominia aguantar?
La libertad se requiere en todo género, ente, tiempo y lugar...
Es un derecho y una obligación, sin dudar...
Ser humano significa, dejar al humano SER...
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce