cargaba canicas, trompo y valero
cuando apareciste en mi vida
imberbe aún fuiste cuán pistolero
son su tímida presa concebida.
Fué tu boca mi primer desespero,
olvidé mi infancia tan querida
y eres lo que siempre ver quiero,
quién ni aún ausente se olvida.
Fuimos críos que a la madurez despertamos
me es lindo verte sin cáscara
y perderme en tus ojos mientras nos amamos.
No sé el futuro qué nos depara
sólo se que si amor nos damos
seremos quienes nada los separa.
CAI
He caído ante tus ojos indómitos
que aprendieron a iluminar mi vida
ellos espantaron la melancolía conocida
volviendo la alegría a mis escritos.
Te adentraste hasta lugares recónditos
de mi ser que estaba en una sin salida
por culpa de una inusitada partida
que me dejó en el silencio dando gritos.
Ellos en extremo tan bellos
me dijeron sin hablar miles de cosas,
en esos mágicos y místicos destellos
sembraron en mi aridez las rosas
que hoy decoran mi existir y aquellos
ojos me hacen soñar cosas maravillosas.