Mirar al cielo,
encantado,
como si ese milagro
no fuese de todos los días.
A la luna llena,
cautivado,
mientras su brillo
envuelve los sentidos.
O a ese mar,
azorado,
haciéndome sentir
como a un niño.
Así es el hechizo,
que provocas,
cada vez
que te miro...