Quién hablará por el Río Guaire.
Cuando se busca la pureza en el alma, sigues lo justo, lo sigues sin cansancio hasta el último suspiro, y entregas la vida y entregas a la muerte tu vida.
En mi país colado de coque y petróleo, condenada a las miserias del poder por el oro, y la tierra preñada de codicia, reina el odio.
Como en un país despaisado que flota por inercia, el rico no atesora los valores del pobre, pero cuando ese pobre llega a ser rico multiplica todos los poderes de ser rico y se engulle a sí mismo, nadie atesora al país.
Fuimos tocando los extremos, sacudimos los más altos instintos de los descamisados, les hicimos creer que también se puede ser tan codicioso como los ricos. Prefiero seguir siendo descamisado.
Quisiera entender a la venezolanidad, la política es para ellos acceder a la botijuela, repartir los tesoros de aquellos que no reclaman, y los que los reclaman lo llenan de palos y plomos.
Cuando se busca la pureza en el alma, los jóvenes llegan primero a la trinchera. Tan rápido crecen y tan pronto quieren irse, a toda prisa sacuden la energía contra la tiranía, son piedras, son gritos, son carreras, son conciencia y madurez por la defensa de la vida misma.
En mi país se construyó una empresa gigante, es el santo grial del dinero, el poder y los abusos del círculo económico. En el pasado fue igual. Nada nuevo, sólo cambiamos el nombre imputando la historia de Bolívar.
Fuimos tocando los extremos, doblamos el espacio y llevamos a velocidad luz un cambio que jamás llegó, fue como un río que no sabe morir y ahora nos anclamos como un golfo, como el golfo de los parias.
Quisiera entender a la venezolanidad, hay hermosura por doquier, riquezas naturales incluyendo a sus mujeres, pero todos los gobiernos han sido como el río Guaire. Oscuro, hediondo, vacío y con un final sin memorias.
Quién hablará por el Río Guaire. Romy Bompart P. 20F14