Déjame explicarte
Por qué te busco
Por qué te espero
Por qué te quiero
Había una vez un poeta,
Un poeta sin musa
Que escribía del dolor
Y con dolor escribía
El dolor un día descansó
Mientras sus labios
Se preguntaban
Cuál sería tu nombre,
Sus labios supieron
Y no lo contaron
Para que no escaparas
Con el viento,
Pero los dedos se deslizaron
Y tu nombre quedó entre las hojas
Que no se caen en otoño
Uno, dos,
tres meses pasaron
Y el poeta iluso
se seguía enamorando
Una o dos,
Tres veces te perdió
Y el poeta iluso
Te sigue buscando
Te busca porque
En tus ojos
Encontró el brillo
Que siempre buscó,
Un brillo más bien divino
Como una estrella señalando
Un camino
Te quiere
Porque estás hecha
De la materia
Que se hizo el alma
Porque llenas los espacios
Que no se llenan en una cama
Te espera
Porque en tus pequeños ojos
Y tez trigueña,
En tus mejillas iluminadas
Y tus hermosos hoyuelos,
En tu cabello terso
Color negro azabache
Y en tu sonrisa bien formada
Color bermellón,
Él encontró al amor de su vida,
De su muerte y de sus días.