Desde la sombra oculta en la palabra ausente
tu dolor va avivando un leve suspiro de esperanza.
La sangre bulle en los cien grados y confidente
clamando por el mundo vas sembrando confianza.
Con la antorcha clavada en el alma nunca extrañas
el clamor unitario de las voces disidentes,
y en el ámbito solemne de torturas solitarias
destellar con la verdad y realidades inherentes.
Aún sintiendo una voz resplandeciente
que te grita en el sonido inútil de la calma,
que volar sobre el desierto impuro del que hiere
dejarás de enarbolar gritos de lucha y de batalla.
No importa los desmanes del que mata
con su decir la flama ardiente del que en paz espera
ver tu estancia florecida en calma
y libertad que el corazón con su pasión te entrega.
Y aunque la luz radiante de la luna se encuentre llena
con las sombras que obscurecen la templanza
de tu voz que se ahoga en la miseria.
Por siempre brillará la luz radiante y bella
de un sol de amor que te traerá la calma
y una tierra para amar llena de estrellas.
LEO HENRY
(Leonardo Henrricy)