Miguel Angel Ortigoza García

CONFIESO QUE SOY IGNORANTE.

                                 Para mi Anita, con amor.

 

Confieso, vida mía, que ignoro un cúmulo de cosas.

No tengo la menor idea, de cómo sería tu cuerpo si no existiesen arroyuelos cimbreantes entre culantrillos y helechos.

Ignoro cómo podrían tus ojos parpadear si los cocuyos y las estrellas no se tomaran de la mano.

No he llegado a imaginar cómo podrías andar si bajo tus pasos no tendiera una alfombra de ilusiones.

No sé, lo confieso, qué color tendrían tus labios si el corazón no asomara sus reflejos escondidos a la puerta de tu boca.

Cómo serían tus pechos si no llegasen dos palomas a poner sus nidos en la turgencia hambrienta de una noche en plenilunio.

Ignoro, vida mía, cómo serías tú, si mis ansias de amar no te hubieran encontrado.

Confieso que soy ignorante, porque no sé, tesoro mío, cómo podría yo vivir si tú no existieras, si tú no me amaras.