Una vez más delante de ti.
Un día más de felicidad,
en mi existencia.
Volver a contemplar tu imágen.
La dulce mirada de tus ojos, Señor.
Volver a lograr paz a mi alma.
Esa paz que todos queremos,
y que no siempre logramos obtenerla.
Resulta tan difícil a veces...
Tú le entregas a mi alma,
esa paz...con sólo observar tus ojos...
Ojos piadosos, mirada de amor...
Como también de sufrimiento.
El que te hicieron padecer
los que no sabían lo que hacían.
Permíteme estar junto a ti.
Acéptame adorarte,
Padre Celestial.
Necesito estar delante de ti.
Continuar sintiendo calma
en mi alma.
Están los que
en nuestra vida terrenal,
desean inconscientemente
aniquilarla, desmoralizarla...
No saben lo que hacen.
Tú y yo, los perdonamos.
¡Cuánta entereza tienes
en aceptar nuestros errores!...
Oh, Jesús, cuánto te amo...
No me abandones...
Perdóname, no debí decírtelo.
Siempres estás conmigo,
y con mis hermanos...
De este mundo que tú creaste,
y que sin darnos cuenta,
no sabemos valorar.
Déjame seguir estando contigo.
Es una forma de darle
felicidad a mi alma...
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto -21/02/2014)