Escucho una detonación,
y otra y otra,
una metralla
y la devolución de esos tiros.
Una balacera,
me escondo, me escapo
o me protejo...
¿qué es lo que duele menos?
un delincuente, un amante secreto,
seguro que en esta calle
hay un poeta de menos.
Yo en mi cruel egocentrismo
tan solo me pienso,
me digo, me socorro,
me conformo
pero ante los tiros
me sumerjo
bajo esta piel y huesos,
no miro,
no averiguo
y solo sospecho,
me avergüenzo
y no creo...
Aturdido
descubro el calor de los granos
entre mis dedos,
el blanco de tu vestido,
la miel de tus besos,
el caramelo de tus cabellos.
Ironía de la vida y del destino,
yo pensando en amarte
me descuido,
me quemo, como y espero,
me desangro
y luego
me persigno
y luego
el silencio...