Mi canto no es de alegría
Ni mi llanto de tristeza
Es de oropel mi riqueza
No hay luz en mi poesía.
Mi oración no es letanía
Que al afligido endereza.
En mi covacha hay pobreza
Vestida de fantasía.
Mi sueño no es placentero.
Y en mi vida la humildad
Es un traje de ocasión.
Pero mi verbo es sincero
Y cierta es mi honestidad.
¡Soy diminuta ilusión!