En este día caluroso
que no calma el viento.
las estrellas se funden
bajo el clamor de la penumbra,
mientras las nubes las
cobijan bajo su manto efervescente,
forjando preciosas luces
que iluminarían tus labios
de fruta roja que algún día fue verde.
El roció frívolo de la mañana
se condensa a partir del
aromatizante color de una caricia.
Brotando dulces gotas de mastranto,
flor de aroma que sale de tu cabello,
que galopea con la brisa
Desenmarañada por el arce de azúcar.
Acompañando, acompañando mariposas
meneadas por el vaivén de los capullos.
danzando junto con las rosas.
Ellas misma,
que en la tenue nocturna
destilan lindos pétalos rojizos
que tapizan tu piel de uva.
Mientras el canario silva en el silencio,
la sutil agua errante pule la piedra lisa,
ella misma que baña e
l resplandor de tu mirada
Cubriendo tú regazo.
En tanto el deseo del viento,
que trascurre en medio de las montañas:
parte al aire en plumas de gaviotas.
Y la luna bajo la luz fluorescente
testigo del desgarre de las olas,
que parten al chocar con la costa
Ella misma, ella misma que
con su luz suave te ilumina.
Y dando vida y color a tu voz dócil
y delgada seca como la oscuridad.
Como el alegre céfiro
que se pierde en la cordillera,
junto al cóndor al pasar la brisa.
Querida.
Jhonatan Álvarez González
21/02/014