Tierno capullo del tiempo
Jamás he sentido una queja del viento
Más triste me siento al ver quebrado
Los verdes brotes que dejan tus huellas
Mas de ti padre de mi sabia
...Jamás afligido te he visto
Insultando a los pájaros de siete colores
Ellos sin piedad, sin miramientos
Pican y pican sin piedad el bello fruto
Los nísperos vírgenes
Los damascos de diciembre
Las uvas tempranas y tardías
Jamás nunca, padre mío en mi memoria
Supe de tus dolores, ver el granizo
Detrás de la ventana
Más no saber de tu dolor en tu pecho
Mi pecho, padre e tu piel
En esa vivencia te admiro
Confiaste en la abundancia
En los árboles de mi paraíso
Mi ser diminuto, pequeño, curioso.
En tus sombras hoy leo tus pensamientos
Saber que tú, Godofredo padre mío.
En la sangre y acodo soy tuyo
Sabia que enraízo bella en mi perfume
Que amaste tímidamente como
a veces sin fe amas hasta ver los frutos
Sin excusas admito la leyenda
Tu consejo, sigo la zenda por ti trazada
Así te amo tiernamente cuando acaricio los frutos,
Tiernos de las vides, aún te siento en mis espaldas
Tu presencia en la tierra, tu fuerza cada mañana
Heredé de tus manos, incanzables
Soñando tu futuro mi presente
Perdón le pido al cielo de todos mi desaciertos
De ti aprendí a amar el verde tallo
Mi bastón es tu ejemplo,
Construyendo mis sueños,
Cuando muy de temprano salías sin maldecir,
Como los jilgueros
Trinando en el alba,
Como el hornero pegando barro y sueños
Amalgamando mí destino
Formando este amasijo de tierno sentimiento
De bellos recuerdos, llora el cielo
En cada primavera por que allí te veo
En los blancos pétalos de mis cerezos
En la flor bella del durazno
En el perfume exquisito de los cítricos
Tu allí estas mi padre bello
Ven a mi abrazo, en mi recuerdo
Cada madrugada mirando la luna
Allí en mi cielo te busco
esperadme, solo un tiempo ,emprender el vuelo
En mí otoño,
Así florecer en tu morada, de primaveras
Así eterno será zendo abrazo.
Trenzando mis raíces a tus manos.
Autor; Darío Ernesto Muñoz Sosa