Orquídeas que se deshojan, en esta patria querida,
mientras el canto de un turpial llora su pena herida.
Oscuras madrugadas con gritos elocuentes,
que desgarran en el alma de quienes en silencio lo sienten.
Pobre patria mía, pobre pequeña Venecia,
que con el grito de tus hijos les pides a todos clemencia.
Porque esta represión? Si solo pedimos justicia!
por no tener sosiego ni de noche ni de día.
Oh! Dios misericordioso, tened piedad de nosotros,
pero más de quienes nos oprimen
y nos matan sin compasiones…