Aún no sé como poder explicarlo
atravez del agua fría sentía su tibieza,
parecía creada de la misma naturaleza
y su cuerpo no hacía más que mirarlo.
Ella, extraviados los ojos pedía tocarlo,
mis manos ansiosas caminaban su belleza,
racimos de besos me dió con sutileza,
fue un momento digno de enmarcarlo.
El río iba perdiendo su gelidéz,
sus pechos parecían puñales
que altivos contra mí, chocaban.
Era tanta nuestra avidez
que se hicieron acordes musicales
los aplausos físicos que emanaban.
II
Aquél mágico día fuimos tan atrevidos
que incansables de amor y libertad
nos dimos a la tarea de ser felicidad
apartir de esos paisajes recien construídos.
Los pesos fueron plumas en el agua movidos,
tus piernas se enroscaban con facilidad
y quise hacer de ese tiempo una eternidad
para que no cesen y ser por siempre vividos.
Salimos de aquél nido líquido
amarrados de corazón y manos
de labios y piel, de sueño y fantasía.
Por que había que volver a lo conocido,
volver a ser tan sólo humanos,
anhelando el instante de ser de nuevo poesía.