Estoy volado, estoy ido.
que peor sensación para el estrado,
que en su púlpito se sienta
y dictamina los saberes permitidos
y los placeres aceptados.
Volaremos en el espacio
hasta que nos aguante la marcha,
esta sensación perenne
de estado incesante,
no es mas que un tris
y baja hasta el cogote
para recordarnos
que lo mágico esta acá adentro.
¿Esta todo esto en vivir o sentir?
Que tergiversada va la savia,
cuando se supone al fin
que no hay mañana,
sintamos entonces
el roció de esa gota,
que nos lleva
a lo profundo,
a lo externo,
a lo santo
y a lo pérfido;
somos todos una falange,
o quizá seamos nada,
pero en la cantata,
lo bailado lo decide uno.