UN POBRE VIEJO
Un pobre viejo de hirsuto pelo cano
Lleno de arrugas en sus flácidas carnes
En el desfilar diario de monotonías
Ofrece frutas pregonando su pobreza
En ese mercado donde la apilada gente
Camina entre violencia, angustias y miedos.
Cuantos hombres, cuanta indiferencia
Y el verdadero hombre no se distingue
En este mundo soso, que se extingue.
Cuanta pobreza del hambre compañera
Multitudes apretujadas que no se miran
Caminando a diario, entre la sola calle del olvido.
Tanto peregrinar repetido a diario,
Del trabajo esclavo, y donde se camina,
Para lograr la supervivencia, seres marchitos
Del alcohol usuarios para tener su hipócrita alegría.
Su felicidad, su panacea, su compañera vida.
Y el viejo sentado con su pantalón roído
A la seca sombra de un árbol
Del olvido acompañado,
Vende con su estrujado sombrero
Cachivaches del recuerdo andado
Para añejar el hambre que en su costillar florece.
Cuantos caminos en sus andares carga el viejo,
Entre vidas y gentes, de un mundo abstracto
El cual el no entiende, por su pensamiento llano
Todos dice son seres extraños que al pasar añejo
En su invisible melancolía, van muriendo hermano
Agitando su mano en señal de desconsuelo.
Pobre viejo con su vista torpe y corta
Sus manos deformes, cansadas con poco tacto
Pero su corazón aun late aun camina aun reclama
Cuando con sus palabras canta su abandono
Cuanta melancolía, es el olvido, es la tristeza
Es la fotografía que nos espera si no cambiamos
Nuestro pensamiento y no amamos nuestra existencia.