Todo lo que vivimos es como una historieta, de repente se tiende a ser una historia de ficción y cuando nos aprendemos eso que ocultamos siempre, entra el sabor fantástico dentro de la esencia del protagonista, nos sorprendemos, no sabemos cual es la realidad, ni tampoco sabes cual es la ilusión, y sentimos que todo es un sueño, que estamos tatuados en una ambientación onírica, podemos alcanzar al sol de una bocanada, como también dibujarle una mirada a la luna, arrastrar el mar sobre la piel, y entre poro y poro nace la fuerza destructiva de los volcanes, sacudiendo la lava sobre el origen de la vida, se nos condensa las ganas de arribar el deseo íntimo, exhalando las raíces sanguíneas de nuestras fauces cardíacas a la tierra a veces húmeda y otras veces crujiente, amamos el otoño cuando florece la primavera..., sé nos hace extensa la magnitud de cambiar todo lo establecido, el amor persigue sus sueños, se clava en el corazón sin saber donde queda, hasta exfoliar mariposas en el estómago, de las trisas del interior, del conducto de las palabras simples y más puras, sale el papel picado que crece del cielo, un líquido inextinguible se mece en los labios, -un beso- nos llueve sanamente el interior, nos llueve tímidamente la boca, el protagonista se condensa, no respira, no respira, se condensa de entre el aire hasta llegar a tus pulmones, lo respiras mientras viajas sobre el movimiento de la tierra, te hundes en la estrechez de la carne, un sentimiento quiere de tu boca, como un alarido estridente borrar todas esas nubes grises que empalagan tu realidad, y verter la savia aún húmeda en épocas prehistóricas donde éramos pasado y mañana..., donde aún mirabas los jeroglíficos de criaturas entrelazándose el verbo de la carne sobre adjetivos apagados por el tiempo...
... y sabes ya no te fijas cuando nos caímos al surrealismo, Aló, marca ocupado, primeramente un sonido pequeño como los latidos del corazón, después uno extendido como la velocidad en una calle a rayas, así tu corazón sabe de mi cuando mi boca conoce tu amanecer de bellas palabras y esos versos que caerán dentro de mis bolsillos para hacerte crecer esas mariposas blancas que se clavarán en tus ojos, cuando dejes evaporar tu mirada sobre mi pecho amarrado a tu alma...,
así levantarás el canal de nuestros sentimientos, y en otra dimensión, colgaré el teléfono para amarrarte a la línea audible de mis prisiones íntimas, el sonido ocupado que escuché se quedará tatuado en el enlace que estaré modulando una y otra vez en tu oído,
reiterando el sonido cardíaco, te amo te amo, te amo te amo te amo,
una y otra vez a pulsos, como se desnuda el protagonista de un cuento sin final, \"el amor\" yace siendo el narrador omnisciente de la obra, nace muriendo en el ciclo de la creación de un idilio sin forma, sin colores ni esencia, sino que, transparente a los sueños, inimaginable a la realidad que aún no comprendemos...