Dante, por favor Aligiere, suelta mi memoria,
en este infierno no perpetuo el alma, estoy en un constante trastorno.
¿Es vida?, te pregunto porque me traes a tu celda,
en este infierno sólo se respira extrañas maneras de celebrar la locura.
Con la braza a cuestas del último recuerdo de su risa,
con unos labios pequeños que de aprisa me tortura y me trastorna.
Asiento en la quinta paila del infierno, donde tomas el café,
junto a los diablos que se meten en mi jarra de pasión, busco más de su amor.
Aligieri, te ruego me dejes partir sin piel y sin memoria,
sólo para cotejar con la sabia locura los besos Chilenos que me trastornan.
A veces me separo del mundo con el ánfora de Alarcón,
es su apellido porque el nombre me lo tragué junto con sus marrones pezones.
Y fui descalzo hasta la cueva del primer diablo que me dejó
Sólo con el adiós de sus recuerdos y puse sus ojos en la entrada de mi alma calcinada.