A Almendra Victoria
De almendra probé un helado
De sabor tan exquisito
Que se me abrió el apetito
Y me sentí afortunado.
Me creí privilegiado
Porque se cumplió lo escrito
En ese libro bendito
Que la vida nos ha dado
Porque gusté ese manjar
Que ni los dioses tuvieron
Ni las divas paladearon.
¡Qué grandioso es saborear
Lo que muchos no pudieron
Ni jamás se imaginaron!