Regresaba el hombre a su casa
después de terminar su faena,
llevando completa sus ansias
para encontrarse con su morena.
Ella amorosa y sonreída
al ver que su esposo llega
le da la más bella bienvenida
y en agradarlo se esmera.
Luego de buena manera
le dice: Amor, dame lo de siempre
¿Que será mi negra?
pregunta él pensativo.
Eso que siempre te pido
y que me das a manos llenas.
¿Serán mis besos de miel
en tu boca de cayena?
¿O acaso mis tiernas caricias
por tus hermosas caderas?
¿O una mirada de cielo
para que te sientas reina?
Y ella con voz altanera
le dijo en forma procaz
no te lo repito más
dame por Dios, la quincena.
Autor Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela