Kyogama

Ante mis monólogos.

Ahora que te tengo
incorpóreamente ante mi
quiero decir tantos  monólogos
que sé que nunca escucharas.


Quisiera que las lograras ver
a todas esas ideas que explotan,
todas esas escenas que navegan,
aunque ahora bien, ya no te pueden importar.


Desperté en un día como hoy
con tantas cosas que pensar,
de las cuales solo algunas escribí,
no totalmente para ti, pero no solo para mí.


Y en la imaginación le dije:
Mátame que los versos no lo logran,
lastímame que no quiero dejar que las palabras lo hagan,
castígame, aunque las ideas son un buen verdugo.


Entonces me pregunto ¿Qué tanto bien me hace esto?
Me respondo con una risa irónica,
pues ya sé cuál es la respuesta,
pero la tinta sigue fluyendo.