carlosurri

Puedo llamarte amor

Esto no es cuestión de nombres ni teléfonos

Acaso quizá de cartas y avisos en la carretera

Pero vengas, como vengas, puedo llamarte como quieras

Puedo llamarte gritando, una fuerte luz que retumbe tus oídos

Que tu tímpano lo sienta como un pellizco

Que el sonido te diga que te llamo con ahínco

Puedo llamarte cielo, sobre todo en las mañanas

Puedo llamarte cielo, en el café, en la mecedora, en el periódico

En las luces del día, llamarte cielo, en el aroma del desayuno

En las tibias manos

que me tocan entre las sábanas

Y los sueños despertados

 

Puedo llamarte corriendo la voz

Decir que eres mía y que te busco

Puedo llamarte escondiendo la voz

Decir que te busco y que te quiero encontrar

Puedo llamarte cariño, en las tardes de nubes, de cielo gris

En el almidonado vestir del ocaso

En el brindis del trabajo, en el tráfico de la ciudad

En el murmullo y acaso muy lejos de todo lo demás

Llamarte cariño, a las dos, a las tres, acaso hasta las seis

Y tal vez una hora más

 

Quizá con música te parezca

Puedo llamarte a varias voces

Puedo llamarte si me contestas sin reproche

En el último round, en el minuto 93 del partido

Entre las birras y los amigos

Entre la parrilla y el humo y los carbones

A varias voces, cielo, a varias voces

Puedo llamarte nena, en los momentos más íntimos

Llamarte así de pronto para no perder el ritmo

Puedo llamarte nena, a media noche, a la una de la mañana

Entre las sábanas, entre llantos, en las buenas y en las malas

En la indecisa fuga de las lágrimas que nunca escapan

Puedo llamarte nena, sobre todo entre el sudor

Entre los besos y los ojos

Sintiendo toda la presión

 

Puedo llamarte amor, en la noche

Después de la vida, en la sombra del día

En el último vaso de agua, en los lentes y las revistas

Llamarte amor, en el carro tomando tu mano

Tal vez cepillándome los dientes, en el espejo viendo verte

En el sabor de tu labial

Llamarte amor, en tu boca de corriente fluvial

Tú escoges, amor, si el cielo o el cariño o el dulzor

Puedo llamarte amor, en las noches, en los días

En el abrazo bajo, de tu aquiescente delirio

 

Tú decides, amor, tú decides.