Te encontré yo en mi vía, la belleza suprema,
Mi esperanza perdida; para mí, eras ajena;
No detuve mis pasos, y te dejé seguir
Y te negué mis brazos: por siempre te perdí;
Me quedé solitario en oscura prisión,
Todo fue tiempo vano, un roto corazón;
Me resigné a perderte, a seguir ya sin ti,
A esperar que la muerte termine este sufrir…