El corazón es embarcación de un solo puerto.
Pero hay quienes lo creen ser crucero
en gira mundial.
Si en cada fondeadero no quieren al marinero,
¡turismo, a levar anclas, y a zarpar!
Y aunque el amor sea capitán de sentimientos,
¡en buen navío!,
igual hay tripulación de acciones
y timón de hechos;
no mera caleta evadiendo responsabilidad.
Mas cuando las rutas cambien de tu viejo puerto
y ya nadie desembarque,
en lo abisal no ansíes timonel;
¡qué ya naufragaste en el frío del tiempo!
Si por creerte crucero,
tan sólo al pasajero roce del cálido viento deseaste.
¡Porque nunca fuiste yate,
jamás fuiste velero!;
tu pecho era una simple y pobre yola vacía,
a la deriva en la orilla sin capitán.