¡Madre mía que andás en la tierra!
Y lejos de lo sacro te hacés más mujer.
Tu nombre de vulgo; encarnación de lo común
Ornamenta tu frondoso templo de fértil orgullo.
Voluntad de yugo voluntad de comandante
Tu palabra imperante es dócil o es ley.
Del pan alejás el hambre
Al hambre acercás al pan
Y el perdón es selectivo; rogaremos misericordia.
El mal sobre su cuerpo no existe
Desde el principio su aparición fue milagro
Sobre sus pechos han caído –y caerán- miles de enemigos
La salvación yace en su boca y entre sus piernas.
Abraza lo oscuro con su tierna humanidad
Es tentación aleja la tentación
Y que me parta un rayo por idólatra:
LA AMO