Nizar Qabbani
No soy aquél que te esperaba
en la cama sediento de tus brazos,
en el pórtico quizás hubo una sombra
fabricada tal vez por tus quebrantos.
Yo no fui aquél que acaricio tu pelo
y enredo sus dedos en los mismos
(en ese enjambre negro
que caía sobre tu espalda)
No, no fui yo - el que el sostén aislaba-
dejando al descubierto así tus pechos
no… ¡No fui yo!
Porque si hubiera sido
abría apuñalado tu recuerdo.
“el poeta irreverente”