Si son las nubes blancas,
o si tiñen de grises al celeste cielo,
si guiña la luna a mis ojos
o envuelve su rostro en terciopelo,
de nada me percato.
Y si gritan las grullas compases al viento
y en finura delicadeza
suena una sinfonía de encanto,
me temo, y lo siento
que de nada me percato.
Y te culpo a ti ¡Sí!
A ti que cortas rosas sin remordimiento,
a ti que vuelas en silencio,
ajena a mis pasos,
esquiva a mis abrazos
!Y me culpo a mí! Por ser un canto rodado en asfalticos caminos,
Ansiando en mis sueños de mendigo
sumiso, sin gloria ni arrebatos.