Afelío

Me acompaña mi soledad.

Hoy día pocas cosas, poca gente, poca vida me llena, sí bueno, mi cuerpo vive inactivo pero mi cabeza no deja de dar vueltas, mi mente evoca suspiros y eternas tormentas, las formas correctas e incorrectas de ser un poeta, un hombre de cimientos y plaquetas, por eso no, no insistas en ser mi maestra: alución a lo perfecto, no demerites la afluencia de este cuerpo putrefacto, que la razón siempre ha de estar en lo cierto, en lo irrevocable y adecuado, aturdido en el silencio de este cuento desolado, pues siempre estuve de su lado mas no estuve en el momento complicado, compilado, comprimido he sido agudo y pesimista en santa fe del escribano, no estuve en fango sino en eufemismo, en sino, encino incierto revoloteando, dando fin digno a mis neuronas, lluvia en el cosmos bajo la luna de estrellas, costumbre insana de quien no encuentra, de quien no busca por desgano y a reserva de lo que en realidad importa, cuando su intensa soledad ferrea ya no lo asedia, ya no lo inmuta.