Nunca más regresaré al mar
y el mar sé que me espera
bullendo entre los acantilados
azul y triste, esperando.
Sé que no miraré ya más
con mis ojos llenos de asombro
aquellas lágrimas azules y distantes
no veré veleros al atardecer
ni gaviotas desesperadas.
Es la paz y su cuerpo horizontal
que siempre necesité, aturdido
entre mis dolores y nostalgias.
No esperes más, que descanse tu vientre
que está preñado de menos vida
a tu patria de sal la doy por perdida
ya jamás mis brazos se agitarán
evitando que me tragues
no lucharé contra ti, ángel caído,
ni regresaré a la playa casi muerto.
Nunca más sentiré tu energía
que me lleva a los orígenes de la vida
ni oiré ya más tu rumor de lamentos enlutados.