Cuán cadente es el contorno de tus labios
de escarchas embriagantes tapizado
dos mareas en oleajes, tus luceros
las espumas del deseo desbocado.
En perfecta armonía, muslo y cintura
mis caricias van tu cuerpo explorando
y la sangre en segundos va hirviendo
en un éxtasis de amor conmocionado.
Ya las pieles en sudores se embriagan
la emoción en la pasión ha penetrado
no hay ideas, sólo mil ardientes fuegos
llamaradas de dos almas explotando.
Y, hay calma en dos pechos que palpitan
en las sábanas testigos de la entrega
tu mirada a la mía va a su encuentro...
¡y en un tácito abrazo nos besamos!