Hoy te doy las gracias, dulce amor mio,
por querer compartir mi vida, llegada al estío,
por ser como el cóndor, subido a altas cumbres,
que cuida a la golondrina, que ha perdido su lumbre.
Tus alas me protegen, siempre en silencio,
dejándome volar con la libertad que yo ansío,
me sigues los pasos, como la sombra sin nombre,
temiendo que mi alma, vuelva a caer al vacío.
Tú bien sabes, dulce amor mio,
que soy una loca poetisa bohemia,
que caigo mil veces y otras mil me levanto,
y solo quiero al universo elevar mi canto.
No sé si podré amarte como tu lo mereces,
no quiero que sufras, por mi vida alocada,
yo quiero libertad y no estar atada,
a la realidad en que tanto he sufrido.
Hoy mi vida toma un rumbo distinto,
hoy quiero pasear por las blancas nubes,
hablar con las estrellas, volcando mi canto,
a los rayos de luna, que me llenan de encanto.
Te agradezco con el alma y con el corazón,
que quieras brindarme tu sincero amor,
pero fueron tantas las heridas que he tenido,
que no quiero entrar nuevamente a otro nido.
Yo te amaré siempre como a mi gran amigo,
que en épocas de invierno, me dió su abrigo,
pero ya mis años, no pueden soportar,
a otros lazos, volverme a atar.
Te prometo mi dulce amor eterno,
que te dejaré seguir siendo mi guía,
a tu lado soy feliz y me sostengo,
pero quiero yo sola, rehacer mi vida.
Cuanto te quiero, dulce amor mio,
por eso te dejo libre a tu propio albedrío,
seguirás volando a mi alrededor siempre,
y te seguiré amando como una flor silvestre