Eres única y divina
cual flor que crece en la selva,
cuando pronuncio tu nombre
huele el aire a primavera
y se me antoja tu cuerpo
como un fresco de acuarela,
velos desafiando al aire,
colores cual fina tela
y tras de ellos, tu imagen,
la que de mí se apodera
y desorbita mis poros
y mis pensamientos vuelan
para plasmar tu recuerdo
en una pintura nueva.