Kyogama

Cuídate

Cuida de esa piel pura
que un día juraste ser mía
y que varias veces busqué
enfundar en mi alma oscura.

 

Cuida de esas manos,
que con suavidad propia
lograron crear en mí una dependencia,
al tocar las mías manchadas con tinta.

 

Cuida de tus ojos y labios,
cada uno asesino hermoso,
causantes de intriga infinita,
de locura inaudita.

 

“Cuídate” fue de las últimas palabras,
a sabiendas del engaño de la eternidad,
de los ciclos oscuros del mal…
de los sonidos de los pasos al andar.