Rocío V-P.

OXÍGENO ENLATADO...

En impulsos de impacto, el inverosímil estado inmóvil proyecta

levitante asfixia, emociones atrapadas en las cotidianas redes

de infructuosos efectos inercia, sediento de gris materia,

las alas extender no puedes en los universos mutantes

de tu deshidratada frente y mirada anoréxica infame,

te alimentas de pensamientos enjutos y de hambrunas mentales mueres

en este siglo del Síndrome Estocolmo enamorado, sin sienes,

del incauto amor morado masoquista en líneas esféricas,

sin circunferencia ni ética... Tu lengua se han de almorzar

en sus avatares de ensueño, tan maravillosa vida en bahía,

con veinte críos de ingenio y su amor eterno aún en la cama,

con hirviente vena y vida... Agotado vas, tropezando

en los desvelos altisonantes de la desidia,

en lunas taciturnas sin halos ni lagunas... Las paredes te sofocan

en su mediocridad de proeza, las partículas de oxígeno

en tus propios ojos desintegran... Las ventanas con candado cierras

y en patadas de pataleta sus rejas quiebras, renegando de tu absurda virtualidad

sin huella... En tu faz el color va floreciendo al abandonar esa cueva de

nefastos estragos y egos... En carrera maratón guías tus pisadas a donde lo más remoto lleve y cercano te halle... Psicodelia y arcoiris de ghetto devuelven la vida,

una inquieta y roída melodía sin brida, no hay moda ni sombra que te ampare,

aún así no hay quien te pare... Las piernas del suelo su celda liberan

y amalgaman a notas de baladas extranjeras, tan melosamente penetrantes

e indescriptibles, y en su extrañez, intensamente apetecibles y seductoras...

Tu pecho al compás del universo vuela, y algo insufla en tu cabeza...

Lóbulo frontal en actividad novel, con velocidad neuronal incrementada,

a tu acción incita y enciende... El vigor en oxígeno candente explota en llamaradas 

derritiendo la gruesa prisión enlatada... inyecta ritmo inaudito, las arterias 

al fin con neuronas fusionan comedias, paraísos, tragedias... sinos...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce