Danie Dadourian

El menoscabo de un vaticinio (sonetos melódicos)

 

I


Los cansados tratados almacenan

el linaje, la historia y su pasado
en las hojas escritas de un prelado
y sus íntimos pasos que condenan.
Esos textos con leyes que cercenan
por la mano perversa del pecado
son señales de un fin atormentado

que caerá en las cutículas que drenan
la existencia mundana del devoto.
En un viejo anaquel del baptisterio
el demonio percibe en lo remoto
a los hijos del pérfido adulterio,
los humanos marchitos como un loto
por las fauces del orco con su imperio.


II



De la Roma corrupta y su semilla

se germina la escéptica figura,
la que trae dolor y desventura
con su puño maldito que mancilla.
Sin un Cristo vigía que acaudilla,
nos veremos extintos con negrura
por la grieta sombría y su criatura;
esa es nuestra sentencia vil que humilla...
Ya profesa la cruz con certidumbre:
no me busques en templos y en retablos,

sobre malos profetas y su herrumbre;
evadiendo los premios de los diablos…,
busca al sabio ideario con su lumbre
que se escapa del frío y los venablos.

 

 

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