Hugo Emilio Ocanto

En el templo de los muertos (Poema) GRABADO

Paso por una florería, 

compro un ramo de flores blancas,

las que siempre fueron tus preferidas.

Camino hasta llegar

donde yacen tus cenizas,

junto a las de mi padre y hermano.

Me persigno.

Cambio el agua del florero,

y acomodo las flores...

Me quedo parado delante

y me pongo a rezar.

No puedo evitar mis lágrimas,

recordando un pasado

que nunca más volverá.

Pero sigue viviendo

en mi recuerdo

y en mi alma.

No sé calificar

si lo que me ocurre,

es de un hombre inmaduro,

o de un anciano ser

con corazón de niño.

Fuere como fuere,

¡qué me importa!

Siempre he expresado

lo que siento,

cualquiera fuese mi edad.

Hasta veo muy normal

que cuando tengo una alegría

o una pena, me dirijo a Dios,

a ti...o a mi amada,

la cual a veces está presente,

y en muchas ocasiones ausente.

Debo aceptar mi sino.

Hoy tengo en  mi alma

una gran pena.

Una tremenda angustia.

Y estando delante de ti,

mi tristeza se aplaca.

Tú estás viviendo

con el único  amor de tu vida,

mi padre... y uno de mis hermanos.

A los tres los ha llamado

el Señor, y junto a Él

han de estar...allá arriba.

Hace ya más de treinta y nueve años

que has partido al viaje definitivo.

Vengo a descargar mi angustia

con un llanto interno.

TÚ CONOCES SEÑOR MI CORAZÓN,

como tú madre.

No es necesario

que nada más te diga.

Pariste cinco hijos,

y solo quedamos tres.

María es tu nombre,

como la madre de Jesús...

DIOS TE SALVE MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA,

EL SEÑOR ES CONTIGO...

Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto - 01/03/2014)