Nací en una ciudad donde los ríos cantan
Y los poetas ríen, cantan y lloran.
Mi padre un artesano del amor,
mi madre inspiradora de su pasión.
Séptima de diez hermanos
“la negra” y también la “oveja negra”.
Risueña y soñadora, mariposa en el viento (pero perdida en mis sueños).
Loca con título divino, otorgado por el mismísimo Creador
en una tarde de devoción.
La negra, la imprudente “matepata “ me decían,
porque la verdad, ni por conveniencia, la escondía.
Me hice la fama de mujer altiva y fuerte “coronela” (mi madre y mis hijos y ahora ustedes),
pero en verdad, soy débil, susceptible, impresionable
hasta ingenua a veces, (siempre en las nubes).
Inmadura, inconstante, enamoradiza, explosiva,
que va en un segundo, de la risa al llanto,
pero dueña de una eterna melancolía
que supe esconder detrás de una sonrisa
o de un gesto muy serio,
cuando de verdad por dentro
estaba cayendo el más fuerte aguacero.
Me gusta conversar de cualquier tema,
me gusta bailar, cantar, reír, soñar
y hasta escribir… bueno me gusta escribir
porque cuando hablo enredo la lengua
así, como cuando enredo las letras cuando escribo.
Soy un difícil caso de la poesía universal,
Siendo atrevida escribo… y la verdad
creo que escribo mal.
Soy la negra, con mucha agua corrida,
He vivido cincuenta y siete largos años
Y he aprendido poco de la vida,
pero de lo poco aprendido,
ha sido no mentir en lo que sentía.
Desde niña fui demasiada franca (eso me decían),
pero abrí mi corazón siempre
y de él escaparon sentimientos
que regresaron lastimados
por los malos vientos.
Aquí estoy, esta soy yo:
la negra, la coronela, la loca.
(alguien me dijo la faraona del foro y me gustó)
Así me dicen, amigos hermanos, hijos
Y demás conocidos.
Bonitos apelativos
Y los disfruto a plenitud.
Si, esta soy yo.