Estaba perdido
en las tinieblas del llanto,
sufriendo,
la esperanza perdida
de un amor eterno.
Me había lanzado
a la soledad infinita
dejando atrás
la oportunidad de amar.
Era portador
de unas alas inútiles,
cayendo
en el abismo
de un llanto miserable.
La esperanza
de encontrar amor,
de ser feliz,
de poder sonreír
estaba en el olvido.
Me había resignado
a una gran tristeza,
una oscuridad
que no me abandonaba
y un penar que traspasaba mi alma.
Y fue allí,
cuando estaba llorando,
cuando mi alma
no encontraba consuelo,
cuando estaba perdido
en este mundo tenebroso,
cuando mis alas
se destruían
y mi alma lloraba,
apareció una luz.
La luz de una sonrisa
que mi mundo esperaba.
Una sonrisa
que en medio del dolor
me logró sacar.
Una sonrisa
que por más lejos que la viera
seguía siendo
más pura que el cielo.
Y fue allí
en donde las estrellas
dejaron su magia
y la luna
dejó su esplendor,
en aquellos ojos
que hablan de amor,
que borran dolor.
Unos ojos
que cuentan
una historia triste,
mas guían a un futuro
más bello que una flor.
Unos ojos
que prometen
una felicidad eterna.
Unos ojos
que mi corazón
no olvidará.
Sentía como una caricia
tocaba mi alma.
Unas manos
que venían de una guerra
pero eran dulces
como la briza del mar
y estaban acompañadas
de un espíritu
tan divino como sol.
Y cuando me di cuenta
el dolor ya no estaba,
el sufrimiento fugaba,
el llanto cesaba
y mi alma
nuevamente
se alegraba.
Y el brillo tan hermoso
cobraba forma
saliendo a la luz
un ser esplendoroso
con un espíritu
que traía alegría.
Una alegría
jamás existida
con unos ojos
que renacían mi ser,
con una voz
dulce como la miel,
con una sonrisa
que no se describe
Este ser
que me sacó
de la soledad,
de los penares,
de los dolores,
de la oscuridad,
de la muerte,
eras tú.
Una chica estupenda
más bella
que las estrellas,
más pura que la nieve,
más hermosa que una rosa,
más maravillosa
que el mundo entero,
más increíble
que todo en el mundo,
más eterna
que la sonrisa que me das.
Y viendo todo esto,
que volviste a darme vida,
que me pusiste de pie,
que lograste darme alegrías,
que me pusiste en un camino
lleno de momentos hermosos,
que me llevaste a un mundo de amor
y que me salvaste de la muerte.
No logro encontrar la forma
de decir gracias
mas que mencionar lo tanto que te quiero
diciendo: “Gracias por existir
te quiero muchísimo”.