La tacita de expreso aún yace triste
conservando tu saliva en su vera
y la piel de tu sillón, el que escogiste,
no ha cesado de aguardar, aún te espera.
Nuestra cama y el pijama que vestiste
en nuestros versos de amor guardan tu esencia
y, las sábanas que en mil noches envolviste
mi calor, se han convertido en hielera.
Ven, regresa, fallezco desde que huiste
como ave sin su vianda, mi alma quiebra
esta vida sin tu amor, el que imprimiste
en mi cuerpo y en mi sangre, se disgrega
se consume en el recóndito escondite
¡del dolor que me devasta por tu ausencia!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce