Dejamos de marcar nuestras paredes
esperando la hora del reloj.
Temerosamente discutimos las distancias,
y el tiempo que tomamos para alejarnos.
Se vuelve inconcluso, el deshacernos de esto,
volvemos por el mismo camino, tocando
donde duele, sabiendo la debilidad que genera.
Que se diga una o dos palabras, son suficientes,
para desatar las verdades ocultas.
Y todos los miedos, mi amor, toman recuerdo,
se recuperan de la ambición... descansan sobre hielo.
Llegan por tramos cortos, ratos de ternuras mudas,
Y que es mas, si lo armas y desarmas.
Pido una mañana, un medio día, una tarde o una noche...
Volver a desafiarnos las miradas.
Vemos nuestras almas, y el miedo distinto de otros,
que nos acechan directamente.
Perdernos de todos, y consumirnos en uno,
buscando los detalles que nos acerque a seguir sufriendo.
Corren por mis sueños en las noches, todos tu besos,
y los retazos de versos que siguen sobre el viento.