Bajo el incesante brillo
angelical de tu sonrisa,
que se desenvuelve
en el afanador alba,
animando el torbellino
viento de aliento de mi alma.
Aquella, aquella que sale
aprisa de mi ventana,
para aventurarse
junto con la brisa,
e ir en busca de tu mirada.
Para expiar tu belleza
y enamorarme de tus ojos fijos,
aquellos que crispan
bajo el perennemente sol de mediodía.
Que a veces se entristecen,
junto con tu corazón partido.
Así trascurre mi vida,
bajo el ímpetu del crepúsculo
y añoranza de un nuevo día.
Con la plenitud de
sujetar tu alma cálida
junto a la mía,
durante el tiempo
azul celeste, mientras
las estrellas resplandecientes
emiten su alegría, porque
son testigos de nuestro amor
que florece, cada día.