Horas indiferentes pasan día tras día,
mientras que mi boca espera tus ansiados besos,
recito mis versos sin ninguna alegría,
Con mis ojos anhelantes y mis labios tiesos;
Pero mi corazón se enreda con tus amores,
Como vaporoso espejo de lo que palpita,
En quehaceres impasibles y sin colores,
Solamente esperando que me des una cita.
Entonces, tras un suspiro, surge la ironía
Y el miedo de no encontrarte y de no poder verte,
Porque estamos ausentes y en esta lejanía,
Extraño tus abrazos y sin poder tenerte…
¿Y qué pensar? En este tiempo sin profecías,
Para la abstracción plena del sentimiento loco,
Nada se purifica de todo lo que ansías
y todo permanece muriendo, poco a poco…
Entre los dulces suspiros que transporta el viento,
En el lugar más oportuno te encontraré
Para expresarte con fervor todo lo que siento
Y mis tiernos sentimientos te demostraré...
José Bernardo Romero Núñez
BERNA