Caminando andamos ciegos
y creemos ver el camino,
en cada esquina se revela
los pasos devueltos al principio.
Cuando caemos maldecimos y sufrimos
no comprendiendo el destino
ni sospechamos la luz reservada
en cada huella plantada.
Son ilusiones de la mente lo vivido,
son mentiras las verdades
y es incorrecto lo percibido;
nos vemos en la cara de nuestro vecino
cuando lo amamos o lo odiamos
y luego no aceptamos
la consecuencia de los actos.
Creemos que somos infinitos,
cuando la muerte nos asecha
en cada minuto distendido.
La gente es tan incierta
porque cambia siempre su sentido
nos sentimos tan seguros entonces
de un reflejo enmudecido,
por eso les aconsejo amigos
que es mejor aceptar las cosas
como son y no como hemos creído.