¿Qué sabe el gentío del amor de amantes?
pero es la masa que juzga y señala
y habremos de escurrirnos, sin luna y a escondidas,
para amarnos en silencio, como si amar fuera pecado.
La gente miserable... habla y condena,
la vil hipocresía... ¡Les corroe las entrañas!
pero en deslices subrepticios, nos amamos
y burlamos la ponzoña, de los celos que espían.
La envidia otea en las ventanas, en puertas y esquinas
escucha en el silencio, detrás de las cortinas,
sabe de amores nuevos y de otros que han partido
de unos que han ligado... y de otros olvidados.
Tiene lengua viperina que te adula y te censura,
ahora es mojigata... la que antes era gata,
así es la gente y su vil hipocresía;
que si mordieran su lengua... ¡eso los mataría!.
¡Que me llamen infiel, sí así prefieren!...
¡Pero no más a escondidas, que oteen y rastreen!
¡Que brille nuestro amor... a nadie le debemos!
¡Nos amamos... con eso, a nadie ofendemos!
Delalma
15 de enero de 2010